Una voz me mandaba a cantar mientras tomabá sombra bajo el arbusto de gavilla, mismas que parecían tamarindo y su olor las delataba. Repetía que le escuchara y que también lea las letras que estaban en esé cristal que empañado reflejaba luz, también parecía que tenia un mensaje.
Caminé algunos pasos hasta estar frente al enorme cristal, estaba rodeado de perfume, también había huellas, como si alguien intento llevarlo.
Me dispuse a mirar sus ojos y antes me detuvé en su mirada, qué dices? me pregunté! Tenia historias, como si dentro de el había lucha domestica, como si el tiempo no se había encargado de sus cicatrices y sonrió como para que yo no lo notara.
Traté de ser amigable y le dije hola!
No respondió ni por cortesía, lo peor no fue eso, lo malo es que las personas que cruzarón por ahí miraban como si no hubiera nada más que yo y unos zapatos marrones que me soportaban.
Ignoré totalmente lo sucedido y les dije a mis zapatos, ya ven porque me gusta caminar por ahí, solo, solo con ustedes, la brújula la bote a las 12 años cuando el papa me dijó sígueme que te ayudaré a ser el mejor tercera base de la historia.
Entonces la voz retomo su postura y me dijo que cantara, ella le dió a reproducir y sonó un piano muy fino, con una tierna y solida melodía que mermaba en mi oído izquierdo y sobresaltaba algunos acordes y de inmediato sacó de mi voz algunos versos.
Mientras cantaba en el escenario me tiraban billetes con la cara de Alicia, me moleste bastante porque ella ya no era la maravilla, saqué un lápiz que me había regalado mi abuela y en una nota comencé a soltar mis desacuerdos con esto, para que se reflejara por twitter la ruptura del contrato. Grapé en un libro, que resumía la historia del general.
Mientras ojeaba el libro encontré el número de teléfono del jefe de la CIA y los mensajes que me mandaba la Reina Isabela cuando discutía con su marido.
Me trasladé a esos tiempos, recordé que tocaba la guitarra y que una noche con el exceso de vino y un café japones crucé cantando por la iglesia de Suldre, ese pastor que a diario me ayudaba a orar, pidiendo a mi Dios la libertad de Checoslovaquia, donde estaban los orígenes reales de mis pupilas.
Mejor no recuerdo más me dije a mi mismo y la cefalea hizo su aparición, como quién dice recalcando que siempre estuvo conmigo, tomé un vaso de agua de esa alcantarilla, que por años escondía la mejor para mi.
Reviví la vez que encontré las tortugas y comenzamos a charlar sobre los problemas sociales. La verdad ellas hablaban, yo solo escuchaba y me moleste un poco, porque ellas querían secuestra de manera injusta a la Madre Teresa De Calcuta, decían que tenia una conspiración para que el mundo sea feliz y que tenían que destruir todas sus fases.
Una noche, mientras la hamaca dormía, crucé silenciosamente los alambres de púas. Caminado lentamente tomé la guanabana y corrí a guardarla en la caja fuerte de papá, el sabia claramente que ese era el tesoro que habíamos heredado luego de la libertad de Toussaint.
Toussaint quería a las malas que las trinitarias se sembraran en las playas, medida que enfureció a JFK. Con su chamaco corrió sobre el y toda su tropa, les quitó las palas y los machetes y así nos regalo la libertad. También nos dejó un ejercito de hormigas muy entrenadas y uniformemente de abril.
Repitiendo la mirada de ése caballo que cabalgó conmigo en la batalla de mayo, subrayé la idea que me implanto.
Me dijo mientras masticaba chicle ( " Trata de que las nubes no hagan que llueva" ). Nunca memoricé esa frase hasta el día de hoy y los minutos de ése momento.
Yo merezco el respeto, fui un médico reconocido en Berlín y las playas de Santiago lo saben. Ese paciente que dejo conmigo su enfermedad, tenia todo en sus manos para ser una estrella, pero un día escapó caminando en la avioneta de don pepe. Se encontró con el amor de su vida de la otra vida y regresó triste a contarme lo que le paso.
Lloré tanto ésa noche mientras el comentaba su vida y ahí se aprovechó, me puso un pañuelo que tenia el virus en la nariz, este virus que ha dejado como secuela mi hiperactividad mental.
No pretendo que entiendas mi cantar, mucho menos mis escritos, si se que tu capacidad es corta para vivir lo que he vivido y más corta para entender como piensa una persona con la enfermedad que traigo.
Adiós mundo cruel, se despide el Rey que comía pan en el puente mientras el pueblo nadaba en el Ozama.
Llegara el día que la lluvia lave los neumáticos de la capa de ozono, y estaré acompañándola, mientras mandare saludos a todos los que han intentado suicidarme, brindándome unas pastillas dique para calmar mis nervios, por eso ando solo, cuidando mi mente y comiendo calabazas. Nada matara las ganas de hacer libre a mi país, de revivir su belleza y poner en el mapa: "Que viva la República Dominicana"
https://youtu.be/tbQNcz128lQ
Caminé algunos pasos hasta estar frente al enorme cristal, estaba rodeado de perfume, también había huellas, como si alguien intento llevarlo.
Me dispuse a mirar sus ojos y antes me detuvé en su mirada, qué dices? me pregunté! Tenia historias, como si dentro de el había lucha domestica, como si el tiempo no se había encargado de sus cicatrices y sonrió como para que yo no lo notara.
Traté de ser amigable y le dije hola!
No respondió ni por cortesía, lo peor no fue eso, lo malo es que las personas que cruzarón por ahí miraban como si no hubiera nada más que yo y unos zapatos marrones que me soportaban.
Ignoré totalmente lo sucedido y les dije a mis zapatos, ya ven porque me gusta caminar por ahí, solo, solo con ustedes, la brújula la bote a las 12 años cuando el papa me dijó sígueme que te ayudaré a ser el mejor tercera base de la historia.
Entonces la voz retomo su postura y me dijo que cantara, ella le dió a reproducir y sonó un piano muy fino, con una tierna y solida melodía que mermaba en mi oído izquierdo y sobresaltaba algunos acordes y de inmediato sacó de mi voz algunos versos.
Mientras cantaba en el escenario me tiraban billetes con la cara de Alicia, me moleste bastante porque ella ya no era la maravilla, saqué un lápiz que me había regalado mi abuela y en una nota comencé a soltar mis desacuerdos con esto, para que se reflejara por twitter la ruptura del contrato. Grapé en un libro, que resumía la historia del general.
Mientras ojeaba el libro encontré el número de teléfono del jefe de la CIA y los mensajes que me mandaba la Reina Isabela cuando discutía con su marido.
Me trasladé a esos tiempos, recordé que tocaba la guitarra y que una noche con el exceso de vino y un café japones crucé cantando por la iglesia de Suldre, ese pastor que a diario me ayudaba a orar, pidiendo a mi Dios la libertad de Checoslovaquia, donde estaban los orígenes reales de mis pupilas.
Mejor no recuerdo más me dije a mi mismo y la cefalea hizo su aparición, como quién dice recalcando que siempre estuvo conmigo, tomé un vaso de agua de esa alcantarilla, que por años escondía la mejor para mi.
Reviví la vez que encontré las tortugas y comenzamos a charlar sobre los problemas sociales. La verdad ellas hablaban, yo solo escuchaba y me moleste un poco, porque ellas querían secuestra de manera injusta a la Madre Teresa De Calcuta, decían que tenia una conspiración para que el mundo sea feliz y que tenían que destruir todas sus fases.
Una noche, mientras la hamaca dormía, crucé silenciosamente los alambres de púas. Caminado lentamente tomé la guanabana y corrí a guardarla en la caja fuerte de papá, el sabia claramente que ese era el tesoro que habíamos heredado luego de la libertad de Toussaint.
Toussaint quería a las malas que las trinitarias se sembraran en las playas, medida que enfureció a JFK. Con su chamaco corrió sobre el y toda su tropa, les quitó las palas y los machetes y así nos regalo la libertad. También nos dejó un ejercito de hormigas muy entrenadas y uniformemente de abril.
Repitiendo la mirada de ése caballo que cabalgó conmigo en la batalla de mayo, subrayé la idea que me implanto.
Me dijo mientras masticaba chicle ( " Trata de que las nubes no hagan que llueva" ). Nunca memoricé esa frase hasta el día de hoy y los minutos de ése momento.
Yo merezco el respeto, fui un médico reconocido en Berlín y las playas de Santiago lo saben. Ese paciente que dejo conmigo su enfermedad, tenia todo en sus manos para ser una estrella, pero un día escapó caminando en la avioneta de don pepe. Se encontró con el amor de su vida de la otra vida y regresó triste a contarme lo que le paso.
Lloré tanto ésa noche mientras el comentaba su vida y ahí se aprovechó, me puso un pañuelo que tenia el virus en la nariz, este virus que ha dejado como secuela mi hiperactividad mental.
Adiós mundo cruel, se despide el Rey que comía pan en el puente mientras el pueblo nadaba en el Ozama.
Llegara el día que la lluvia lave los neumáticos de la capa de ozono, y estaré acompañándola, mientras mandare saludos a todos los que han intentado suicidarme, brindándome unas pastillas dique para calmar mis nervios, por eso ando solo, cuidando mi mente y comiendo calabazas. Nada matara las ganas de hacer libre a mi país, de revivir su belleza y poner en el mapa: "Que viva la República Dominicana"
https://youtu.be/tbQNcz128lQ
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