Con su inicio se termina la noche
y con ella todo su derroche
de pasión, de olor a coche
y de sentir algo de reproche.
Ya no sé pensaba en vídeos de hormigas, si había besos de mariposas,
música no de trova y aliento más alcoholizado que se pueda patentizar.
Feliz estaba el campesino, con ese cántico, pues el y su
vecino se despiertan a sembrar su destino; más bien el
árbol de aguacate sabe que se irá la fresca y tierna
oscuridad y en pocas horas regresa el calor a tostar sus
hojas.
El prisionero escucha esa sincronizada canción, que
sugiere libertad y rayos de sol; melancólico pues ya tenía
su rincón, se pregunta por qué sonó más que nunca esa
canción?
Cantaban los gallos su melodía y lenguaje, el poeta
acostado pensando en un valle, la luna invisible y la
modelo durmiendo, era todo como para recordarlo muy
eterno.
Dios notaba cómo el actor lo estaba haciendo mal,
suspiro la princesa y soñaba más, el frío de la nieve
congelaba sus pies y el crecido protagonista se arropaba
otra vez.
No era un episodio, comentaba el cantante, en la mente
andante de un principiante, besarla quería y sentirse
gigante.
No había chocolate y la noche fría, el bribón quería llamar
a la policía, que le arresten, así lo pedía y quedarse
cerrado en esa fantasía.
Como los gallos se sincronizan, será que sienten las
cenizas, de todo ese fuego que vino a prisa, mismo que
el humano organiza.
Decían los gallos no hay despedida,
recordaba la madre de Paz seré tu amiga
y receptivo el percibía
como la noche le llevaba su liga.
Jim Clydderf Marmolejos
y con ella todo su derroche
de pasión, de olor a coche
y de sentir algo de reproche.
Ya no sé pensaba en vídeos de hormigas, si había besos de mariposas,
música no de trova y aliento más alcoholizado que se pueda patentizar.
Feliz estaba el campesino, con ese cántico, pues el y su
vecino se despiertan a sembrar su destino; más bien el
árbol de aguacate sabe que se irá la fresca y tierna
oscuridad y en pocas horas regresa el calor a tostar sus
hojas.
El prisionero escucha esa sincronizada canción, que
sugiere libertad y rayos de sol; melancólico pues ya tenía
su rincón, se pregunta por qué sonó más que nunca esa
canción?
Cantaban los gallos su melodía y lenguaje, el poeta
acostado pensando en un valle, la luna invisible y la
modelo durmiendo, era todo como para recordarlo muy
eterno.
Dios notaba cómo el actor lo estaba haciendo mal,
suspiro la princesa y soñaba más, el frío de la nieve
congelaba sus pies y el crecido protagonista se arropaba
otra vez.
No era un episodio, comentaba el cantante, en la mente
andante de un principiante, besarla quería y sentirse
gigante.
No había chocolate y la noche fría, el bribón quería llamar
a la policía, que le arresten, así lo pedía y quedarse
cerrado en esa fantasía.
Como los gallos se sincronizan, será que sienten las
cenizas, de todo ese fuego que vino a prisa, mismo que
el humano organiza.
Decían los gallos no hay despedida,
recordaba la madre de Paz seré tu amiga
y receptivo el percibía
como la noche le llevaba su liga.
Jim Clydderf Marmolejos
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