La Sonrisa inocente y tierna de un niño, me inspira a tratar de hacerlo mejor, a dejar las lagrimas de lado y luchar por el ideal de ayudar mi país, orar por mi mundo y su humanidad.
Voy caminando en los hospitales con la pura tristeza de saber que parece que a nadie le importa, pero sí camino con mi corazón lleno de esperanza porque se que podemos Cambiar.
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