De esos que cargó galones de agua y jugó vitilla en pleno sol. Fanático del béisbol y el jugo de limón. Sonriendo a la escuela con un guineo de merienda; la camisa azul y mi tarea siempre hecha.
No entendía las vacaciones, pero disfrutaba la costa norte de mi Bella Quisqueya. Su sol, el olor y el cantao de las regiones, son las coordenadas más precisas que adueñó mi razón.
Limoncillos en mano y pies en la rigola.
De niño y de grande brincando olas,
Algunos amigos en sus pasolas,
En el campo los mayores a pescar en yola.
Guantes de cartón,
Todos le tememos al ratón,
Y en Semana Santa en la esquina el musicón,
Hace que nos aprendamos la canción.
Nuestra piel resultado de canela, leche y el mejor café,
Nos alerta a trabajar con Fe,
Y disfrutar la sopa del anafe,
Es lo que quiero cuando la cuarentena zafe.
Ahora en paredes, sintiendo como la isla pierde su ruido, con él se van personas al espacio desconocido. Maldito virus, no conociste a cupido?
De amor mínimo son sus cumplidos y tú nos encierras y nublas el destino.
Dios seguro llora tanto.
Te mando un abrazo caluroso, como la isla que me sostiene. Te la entrego en él, con la idea de que recuerdes el calor humano y tengas piedad, no solo por Quisqueya, mira así los integrantes de la tierra.
Ya aprendimos que nos amamos, que nos cuidamos uno al otro hasta sin darnos la mano. Llénanos de tú amor, así como nos regalas agua.
Con esa brisa de amor, llega la Paz a los que han perdido seres queridos; todos estamos dolidos, abolidos y ansiosos; abrázanos Tú sin importar el costo.
Pa’ que vuelva el flujo y disfrutar más de lo que nos regalas;
Ya aprendimos la lección. Quiero disfrutar lo popular de mi país. Dar un abrazo a nuevas personas y sacarles unas sonrisas en sus mecedoras.
Agua,
Cántaro,
Lluvia, Merengue y caña de azúcar en lo que Ta’ el sancocho de Juan María.
Honor al talento
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