Tenía un caminar diferente,
Nada sexy nada ardiente.
Solo que andaba sonriente
Disfrutando todo ambiente.
Caminaba como loca desesperada la Lola, no tenía protocolo, caminaba y caminaba, siempre buscando aventuras.
Cuantos años tienes abuela?
Y dijo; tengo 82 y cumplo 92 el año entrante.
Que marcha tan conservada, eléctrica y combinada que tienes a tu edad. Andas blindando esperanzas de seguirte a todo el que te mira andar.
Cuáles son tus metas, qué sueñas, cuéntame tu historia, puedes ?
Eso le pregunte mientras esperábamos el cañón.
No quiero cerveza, mejor dame un café, eso dijo una vez. Me divertí mucho con esa oración, entonces pensé que había mucho que escuchar.
Te respeto abuela, pero no escucharé tu decisión, compro café y cerveza a los dos y así esperamos el cañón.
Abuela sonrío, y nos sentamos en una muralla antigua, no sé si de corales o piedras, ya estaba escuchando la abuela cuando intente pensar dónde estábamos sentado.
Me contó de cuando vivía como hormiga buscando donde enfocarse, viajando como nómada y acumulando sus historias. Miraba el firmamento y sonreía natural, se notaba tan cómoda que no quería que pase el tiempo.
Abuela, mira ahora cómo se ve la ciudad, estando de este lado de la misma y dividida por el mar se puede respirar otro anocheser, tú habías venido? No!! Es la primera vez que vine y gracias por acompañarme.
Abuela, como me da las gracias ? No sabe ella como me revivió ver el mamey o el limoncillo de su blusa. No imagina como sentí su sonrisa y además ese día súpe de tu color favorito, de tus historias y conocí más tu mirada.
Te retrate tan hermosa, en mi corazón quedo como rosa.
Abuela, cuándo entraste ?
No salgas abuela, eres la ficha que faltaba en este rompecabezas.
Me parece que todos quieren la Reyna, el Rey o el Caballo. Pero son tontos, no están aquí en esta Torre que vigila el mundo con un tono de paz, con un aire de felicidad y con tu mirada llena de esperanzas.
Ven abuela, casi comienza la marcha y disparan el cañón. Te puse delante y ahí, tus rizos golpeaban mi cara, así comencé a conocer más tu olor, ese que nunca olvidaré.
Cuando terminó la función, pobre abuela, que camino conmigo un gran camino, hablábamos de religión, de historia, política y guerra hasta que nos embarcamos, en ese viaje sobre el mar, wow, ahí vi su mirada.
Se notaba feliz, le pregunte más y más y mi abuela se volvió más mía aún ella no lo sentía.
Gracias abuela, tú eres mi abuela, mi tierna mi muñeca, lástima que el mundo quiere despertarnos de este encuentro, pero prometiste siempre cuidarme desde lo alto, prometiste que nos vemos al menos en otra vida.
Abuela estoy feliz por ser tuyo, por ser tu nieto.
Dios te siga bendiciendo y regalando lo más bello aparte de ti.
Que Dios te proteja allí abuela, no mires el tiempo, disfruta e intégrate que siempre tu nieto te espera.
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