Encontré un diamante en el camino, pongamos que se llama Diana:
Luz propia aún de día
Sonrisa tímida como acedia
Parece entrenado por abadía
Actitud firme y acidia.
No la comparo con Lia
Grande tal cual la India
Y su piel genera envidia.
Seguro de una cofradía
No genera taquicardia
Lo llevaría de pasadía
y así alimenta mi Claudia.
Tan amable como Arcadia
De Dios quien intermedia
Se ve su melodía
Sobrepeso de Osadía.
Muchas veces buscamos solo el sol, el oro y la plata. Casi nunca encontramos lo buscado y siempre ha estado Diana.
Que Diamante tan valeroso, que ternura en tu vivir, que respetuosa tu existencia, no compite con los que alardean.
Aún estas en el riesgo, ofreciendo sonrisas. Migajas de tu sonrisas que alimenten mi estadía.
Por que me miras así ?
Ojala ser de tu dimensión.
Tu debiste ser la Princesa Diana, pero como buen y real diamante, sabes que todo es de la tierra, tu sin embargo flotas en otro espacio, aun vivas en el suelo.
En este mundo de personas con corazón de naranjas, prefiero visitar tu espacio y flotar en tu mirada mientras me como una guayaba.
Diana el café de la mañana. Diamante puro, disuelves tu cariño en silencio, así como se disuelve el hielo.
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