Un día mientras era adolecente y practicaba Beisbol, mi manager llamado Manuel Reyes, corigiendome algo vocifero una mala palabra, la cual les decia a todos mis compañeros desde siempre. Enojado salí del terreno de juego, y me senté en la banca del Dogaut, el insistió en que yo era un malcriado y yo solo callado hasta que explote y mi voz se subió solo para decirle: "Mire señor a mi ni mis Padres me dicen cosas así, mucho menos me hablan tan alto" Con esto, el comprendió mi educación y a parte de que yo era su pupilo, le demostré siempre el respeto que me enseñaron en mi hogar, así me respetaba el un mundo a mi. Jim Clydderf Marmolejos
Acumulando versiones de mis sentimientos.